Los niños pollo

La primera referencia de niños criados por gallinas es la leyenda noruega de Jostedalsrypa. Se dice que ocurrió durante la epidemia de “Muerte Negra” que azotó Noruega entre 1349 y 1350.

Al Oeste de Noruega, la gente del pueblo de Sogn, trato de evitar la epidemia dirigiéndose un valle entre las montañas llamado Jostedal. No se permitía que nadie se acercara al lugar, para evitar el contagio, pero mantenían comunicación con sus parientes mediante cartas que colocaban debajo de algunas piedras.

A pesar de las precauciones, todos se contagiaron y murieron; todos, excepto una niña que se quedó sola en el valle, esta niña fue creciendo pero por temor a ser contagiada se ocultaba de todos los que se acercaran.

Finalmente fue capturada por unos granjeros que le dieron el nombre de Jostedalsrvpa. La joven se casó con un rico granjero de Dinamarca.

La leyenda es muy famosa en Noruega y se han hecho varias películas. La primera, llamada simplemente Jostedalsrypa y la segunda Trollsyn.

No hay más referencias de “niños pollo” hasta 1956, año en que se localizó a Kevin Halfpenny en Irlanda. El niño estuvo confinado durante 7 años en un gallinero.

Un día, cuando regresaba de la escuela, un niño oyó ruidos extraños dentro de un gallinero en Halfpenny, al acercarse se dió cuenta que el gallinero estaba cerrado y que las ventanas estaban cubiertas desde el interior con sacos de cartón.

De pronto, alguien levantó uno de los sacos y Desmond pudo ver: “un chico o una chica extraños con el cabello largo. Estaba todo sucio y no tenía zapatos. Le pregunté su nombre, pero no tuve respuesta. Pregunté otra vez, pero tampoco me respondió”.

En vacaciones, el chico visitó el gallinero de nuevo y llevó a dos amigos. El gallinero seguía cerrado. Tocaron la ventana y el chico levantó el cartón y agarró la malla de alambre que rodeaba toda la construcción.

Los niños visitaron el gallinero en otras ocasiones antes de avisar a la policía. Cada vez iban más amigos. El niño nunca respondía a sus preguntas, aunque los miraba fijamente.

Finalmente llegó la policía, sacó al niño del gallinero y lo llevaron a un hospital para que fuera examinado por los doctores. Se determinó que tan sólo pesaba 12.7 Kg. y medía 75 centímetros. Había sufrido raquitismo por haber estado al menos 5 años encerrado en la oscuridad.

La madre de Kevin, declaró ante el juez que encerraba al chico cuando iba a hacer las compras. Tenía otras tres hijas y un niño, pero todos iban a la escuela, como no podía dejar sólo a Kevin lo que lo encerraba en el gallinero, para que no se hiciera daño. Pero las evidencias mostraban que el niño no se podía sostener en pie y que la falta de luz solar y una dieta escasa en vitamina D le habían producido raquitismo.

Margaret fue condena a 9 meses de prisión y Kevin permaneció en el hospital a cargo de la hermana Irene. Se le realizaron varias operaciones en las piernas y finalmente se quedó a trabajar con las Hermanas de la Caridad.

Sunjit Kumar, fue encerrado y atado en un gallinero poco después de su nacimiento, en 1973, en las islas Fiji. Su madre murió en el parto y, tras el suicidio del padre, el niño le fue entregado al abuelo, en 1976. Sunjit vivió dentro del gallinero hasta los 8 años, cuando escapó. Durante todo ese tiempo no tuvo contacto con seres humanos por lo que adoptó el comportamiento de las gallinas: “picoteaba” su alimento, saltaba como un pollo, se subía en los pasamanos, cacareaba y hacía ruidos como las aves, mantenía los brazos de una forma parecida a las gallinas y prefería dormir en el gallinero.

Lo encontraron una noche de 1979 sentado a la vera del camino. Lo llevaron a un asilo de ancianos, donde no supieron que hacer con él y lo volvieron a atar, esta vez en una cama, durante más de veintidós años. En 2004, la presidenta de un club rotatorio en la ciudad capital de Fiji, se enteró del caso e hizo que varios doctores lo examinaran. Los especialistas no encontraron ningún defecto mental y convinieron que su estado era el resultado de años de negligencia y abuso.

Se hizo cargo de Kumar y lo tomó bajo su tutela. Acondicionó una estancia de un orfanato y contrató a médicos para que le dieran terapia. Elizabeth dice que Kumar ha hecho un “progreso notable”, aprendiendo a caminar y hablar como un ser humano, ahora vive de una forma relativamente normal.

La historia de la “Niña pollo de Portugal” no es muy diferente. María Isabel Quaresma Dos Santos fue encontrada en enero de 1980 a los 9 años de edad encerrada en un gallinero, en Portugal. Había nacido a finales de 1970 y había pasado 8 años encerrada en el gallinero. Su madre, era deficiente mental y aunque los vecinos conocían la situación no quisieron interferir en lo que consideraban un asunto familiar.

Sólo una trabajadora social se interesó en la niña y la envió a varios hospitales para que la atendieran, pero al término de los análisis fue regresada a su madre, una campesina deficiente mental, y al hombre con quien cohabitaba.

La niña, de 10 años, manifestaba las mismas reacciones que las gallinas, durmiendo en el suelo y caminando de una manera muy extraña. Isabel no hablaba, hacía sonidos como las gallinas y colocaba sus brazos imitando la forma de las gallinas; comía el mismo alimento que le daban a las gallinas y hacía del baño en cualquier lugar. Estaba desnutrida y tenía una catarata, probablemente debida a un rasguño de las gallinas.

Isabel fue llevada al hospital y luego trasladada a una clínica de Lisboa, finalmente fue ingresada en una institución para niños discapacitados, pero no hizo grandes progresos. Su edad física era de 18 años, la mental tan sólo rebasaba la de un niño de 2 años, aprendió a caminar, pero nunca pudo aprender a hablar.

En los años 90, encontraron a un filipino de dos años llamado Jesse Boy en un gallinero, donde su padrastro lo encerró durante siete meses tras golpearlo gravemente. Cantaba como un gallo, cacareaba como una gallina y tomaba el alimento como si su boca fuera un pico, también aleteaba sus brazos como alas.

Una agencia de cuidados infantiles lo rescató, después de pagar una cuota. Después un tiempo de terapia, el niño dejó de cantar por la mañana y aprendió a comer en una mesa, en 1999 sin embargo sólo hablaba con monosílabos y continuaba aleteando sus brazos al jugar con otros niños discapacitados.